La mina «El Repichu», ubicada en la parroquia de Tuilla, muy cercana al pueblo de el Rozáu, es el claro ejemplo de una explotación de montaña, con planos y trincheras que salvaban los desniveles para llevar el carbón a la altura del río Candín, paralelo al cual circulaba el Ferrocarril de Langreo.

Como toda explotación antigua, su profundidad venía condicionada por el nivel freático, traspasado el cual no era factible la extracción de mineral por las continuas inundaciones.

Una vez superada esta dificultad, en el entorno de 1910, comienza la decadencia de las minas en las que no resultaba factible la profundización, generalmente por motivos económicos, si bien en algunas se continuó su explotación varias décadas más.