Helios Pandiella

Nace en 1954. No es langreano pero desarrolla su creación artística en La Felguera. Cultiva el dibujo y la pintura. Exposiciones en La Felguera, Gijón, Oviedo y en el X Certamen Nacional de Luarca, donde obtiene el premio de Dibujo en 1979.

Helios Pandiella fue creciendo entre libros e ideas, aunque la sensibilidad personal se inclinó hacia las imágenes. Puesto a recordar, evoca los primeros cuadros de Cézanne que vio reproducidos en un manual. «No los entendía», reconoce, «pero me provocaron la inquietud estética de querer pintar algo así».
Después, llegaría la amistad con Fernando Rico, con quien, caballete al hombro, cuando todavía los pinceles eran adolescentes, salía a retratar paisajes al natural. Y casi imperceptiblemente, el vínculo paulatino con aquellos jóvenes de Langreo que respiraban por la misma o parecidas heridas, Miguel Munárriz, Vicente Iglesias, Prieto, Alejandro Alcázar… Siempre a la sombra de aquellos langreanos que ya habían descubierto secretos mayores de los lienzos, Miguel Ángel Lombardía o Úrculo.

Helios Pandiella escritor Langreo

Helios no encuentra las claves para que el Valle del Nalón haya sido tan pródigo en pintores -y poetas, como sus amigos Ricardo Labra y el tristemente fallecido Alberto Vega-. Lo que afirma es que en aquel tránsito «la fiebre cultural era alta, a pesar delos limitados recursos», y acaso en la actualidad se disponga de extraordinarias infraestructuras en tanto que se da una cierta hipotermia.

La revista ‘Arlequín’, de corto trayecto y largo recuerdo, fue el puente que atravesó para ir del marco pictórico al formato gráfico, «el descubrimiento de la tipografía y la maquetación de manera muy atrevida».

El prestigio artístico adquirido previamente le abrió puertas. El primer encargo vino de la editorial Ayalga, ‘Asturias desde el aire’. Y pronto se interesó por sus oficios otro editor lúcido, Álvaro Díaz Huici. Poco a poco, el artista, si puede decirse así, se fue haciendo artesano sin perder la mano orfebre, ampliando el territorio profesional, que en los años iniciales se denominó Impreso Estudio, y desde 2004 es Pandiella y Ocio.

No ha olvidado a Chirico ni a Magritte, ni su última exposición pictórica de 1986, de rasgos expresionistas. Y Victoria Ocio asegura que dejó las artes plásticas en su mejor momento. Y si se le sigue a Helios la mirada discreta, cabría sospechar que ese viaje sólo está interrumpido.
Por el momento, el deleite de la obra gráfica de ambos, entre perfiles y letras que se apellidan azkidenz, helvética, garamond o trade gothic, y que se refugian en los volúmenes sagrados del oficio -‘Fontbook’ o Manual del diseño editorial, de Jorge de Juan Unna-, nos da la bienvenida desde libros como el que ahora preparan de Eugenio Torrecilla, ‘La vida por la letra’, al frente de carteles que saludan nuestro paso cuando acudimos a tantos actos culturales.